Para merendar en familia o con amigos, las rosquitas de maicena son una de las mejores opciones, ya que se hacen de forma rápida y económica. Además, podés lograr sabores increíbles.
Lo mejor de esta receta casera es que las rosquitas de maicena se pueden hacer en compañía de los más chicos de la familia y, una vez hechas, se pueden decorar de diferentes maneras y también las podés conservar durante algunos días. Aprovechá estas deliciosas masitas dulces para servir en la merienda o durante el finde.
Ingredientes
125 g de margarina
4 cdas. de azúcar (60 g)
3 yemas
1 taza de maicena (120 g)
1 1/4 taza de harina (150 g)
2 cdtas. de polvo de hornear
Esencia de vainilla
Azúcar para espolvorear o chocolate
Modo de preparación
Tamizá los ingredientes secos juntos en un bowl. Este paso es importante para que las rosquitas de maicena queden livianas y sin grumos.
En otro bowl, batí la margarina con el azúcar hasta obtener una crema suave y blanquecina. Agregá las yemas de a una, batí bien después de cada adición para que se integren completamente a la mezcla e incorporá la esencia de vainilla a la preparación.
Cortá las rosquitas de maicena con un cortador redondo, y hacé el agujero del centro con un cortador más pequeño o con la punta de una manga pastelera, o bien armá las rosquitas con trocitos de masa estirada con las manos y unila en los extremos para formar un aro.
Rebozá la parte de arriba de cada rosquitas de maicena y colocalas en una placa para horno previamente enmantecada o cubierta con papel sulfurizado. Horneá en horno precalentado a 180 °C durante 10 a 12 minutos, o hasta que estén ligeramente doradas en los bordes.
Retirá las rosquitas del horno y dejalas enfriar sobre una rejilla. Podés decorar los aritos dulces con chocolate derretido o con azúcar impalpable, en caso de no haberlas rebozado en azúcar antes.
Para que las rosquitas se mantengan frescas durante varios días, guardalas en un recipiente hermético a temperatura ambiente. Si las decoraste con chocolate, es mejor colocarlas en una sola capa para que no se peguen entre sí. También podés ponerles un trocito de pan fresco en el recipiente para ayudar a conservar la humedad.